La Belleza está en el Cerebro
Cuando escucho en un gran auditorio el último movimiento de la Novena sinfonía de Beethoven interpretado por una gran orquesta y una amplia masa coral, experimento “algo” que me transporta. Es algo sublime, algo que me embarga, me sobrecoge, me hace pequeño. Tampoco puedo evitar ese otro sentimiento, diferente, que me deja la mirada pegada a esos soles flameantes, a esos cielos azules retorcidos por la tormenta que pintó Van Gogh . Mirar esas pinturas me subyuga. Sin duda, todos saben que hablo de belleza. Al hablar de este modo pareciera evidente que contemplamos una belleza que es inherente a lo que se oye o se ve, pero no es así. La belleza no existe en el mundo que vemos, oímos o tocamos. No existe en nada de lo que nos rodea. El mundo no posee ninguna belleza; no es, en nada, una propiedad consustancial a él. La belleza es creada por el cerebro humano . Solo existe en la mente de los seres humanos. Es un prodigio del cerebro. Antes, es cierto, se pensaba que la belleza er