El Valor de la Vejez y el Tiempo

Este es un espacio para las Palabras del Papa Francisco que nos llenan de sabiduría y bendiciones 


https://youtu.be/yYh-3DzgGY0


Hoy sus palabras en la Audiencia general del Miércoles, 23 de febrero de 2022


Catequesis sobre la vejez, la “gracia del tiempo” y la “alianza de las edades”.


¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!


El sentido y el valor de la vejez. 


Desde hace algunos decenios, esta edad de la vida concierne a un auténtico “nuevo pueblo” que son los ancianos. Nunca hemos sido tan numerosos en la historia humana. 


“…tan numerosos como ahora, nunca el riesgo como ahora de ser descartados”. Los ancianos son vistos a como “un peso”. En la primera fase de la pandemia fueron ellos los que pagaron el precio más alto. Ya eran la parte más débil y descuidada: no los mirábamos demasiado en vida, ni siquiera los vimos morir. 


Recomiendo leer la Carta de los derechos de los ancianos y los deberes de la comunidad, es buena, es interesante. Junto a las migraciones, la vejez es una de las cuestiones más urgentes que la familia humana está llamada a afrontar en este tiempo. 


Está en juego la unidad de las edades de la vida, la comprensión y el aprecio de la vida humana en su totalidad. 


¿hay amistad, hay alianza entre las diferentes edades de la vida o prevalece la separación y el descarte?


Todos vivimos en un presente donde conviven niños, jóvenes, adultos y ancianos. Pero la proporción ha ido cambiado: la longevidad se ha masificado y, en amplias regiones del mundo, un invierno demográfico.


La cultura dominante tiene como modelo único el joven-adulto, es decir un individuo hecho a sí mismo que permanece siempre joven. Pero, ¿es verdad que la juventud contiene el sentido pleno de la vida, mientras que la vejez representa simplemente el vaciamiento y la pérdida? 


La exaltación de la juventud como única edad digna de encarnar el ideal humano, unida al desprecio de la vejez vista como fragilidad, como degradación o discapacidad, ha sido dominante de los totalitarismos del siglo XX. 


La prolongación de la vida incide en la historia de los individuos, de las familias y de las sociedades. Pero debemos preguntarnos: ¿su calidad espiritual y su sentido comunitario son objeto de pensamiento y de amor coherentes con este hecho? ¿Quizá los ancianos deben pedir perdón por su obstinación a sobrevivir a costa de los demás? ¿O pueden ser honrados por los dones que llevan al sentido de la vida de todos?


 De hecho, en la representación del sentido de la vida —y precisamente en las culturas llamadas “desarrolladas”— la vejez tiene poca incidencia. ¿Por qué? Porque es considerada una edad que no tiene contenidos especiales que ofrecer, ni significados propios que vivir. 


Hay falta de estímulos para buscarlos, y poca educación de la comunidad para reconocerlos. Hay planes de asistencia, pero no proyectos de existencia, ni proyectos para hacerles vivir en plenitud. 


Esto es un vacío de pensamiento, imaginación, creatividad. Bajo este pensamiento, el que hace el vacío es que el anciano, la anciana son material de descarte: en esta cultura del descarte, los ancianos entran como material de descarte.


“La juventud es hermosa, pero la eterna juventud es una alucinación muy peligrosa. Ser ancianos es tan importante —y hermoso— es tan importante como ser jóvenes. Recordemos esto. La alianza entre las generaciones, que devuelve al ser humano todas las edades de la vida, es nuestro don perdido y tenemos que recuperarlo. Ha de ser encontrado en esta cultura del descarte y en esta cultura de la productividad”.


En la profecía de Joel: «vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones». Se puede interpretar: cuando los ancianos resisten al Espíritu Santo, enterrando en el pasado sus sueños, los jóvenes ya no logran ver las cosas que se deben hacer para abrir el futuro. Cuando los ancianos comunican sus sueños, los jóvenes ven bien lo que deben hacer. 


Los ancianos tienen recursos de vida ya vivida a los cuales pueden recurrir en todo momento. ¿Se quedarán de brazos cruzados ante los jóvenes que pierden su visión o los acompañarán calentando sus sueños? Ante los sueños de los ancianos, ¿qué harán los jóvenes?


“La sabiduría del largo camino que acompaña la vejez a su despedida debe ser vivida como un don del sentido de la vida, no consumida como inercia de su supervivencia. La vejez, si no es restituida a la dignidad de una vida humanamente digna, está destinada a cerrarse en un abatimiento que quita amor a todos”. 


Quisiera animar a todos a invertir pensamientos y afectos en los dones que esta lleva consigo y que aporta a las otras edades de la vida. La vejez es un don para todas las edades de la vida. Es un don de madurez, de sabiduría. 


“La Palabra de Dios nos ayudará a discernir el sentido y el valor de la vejez; que el Espíritu Santo nos conceda también a nosotros los sueños y las visiones que necesitamos”. 


Lo importante no es solo que el anciano ocupe el lugar de sabiduría que tiene, de historia vivida en la sociedad, sino también que haya un coloquio, que hable con los jóvenes. Los jóvenes deben hablar con los ancianos, y los ancianos con los jóvenes. Y este puente será la transmisión de la sabiduría en la humanidad. 


No olvidemos ese poeta que he citado tantas veces: “Lo que el árbol tiene de florido vive de lo que tiene sepultado” (Francisco Luis Bernárdez). Todo lo hermoso que tiene una sociedad está en relación con las raíces de los ancianos. Por eso, en estas catequesis, yo quisiera que la figura del anciano se destaque, que se entienda bien que el anciano no es un material de descarte: es una bendición para la sociedad.


También el Papa habló de “la pérdida de tiempo” “del valor de lo aparentemente inutil” para el desarrollo de la vida, en donde en esta sociedad moderna sólo se valora lo “rápido y útil”, y se descuidan los momentos aparentemente inútiles, pero que son un disfrute, una inversión a los valores familiares, al espíritu mismo, cómo es el de hablar, jugar con los niños, acompañar a los ancianos y discapacitados. Menciona que para que exista armonía en la música de nuestras vidas deben haber unos tiempos y si estos tiempos son todos veloces no existirá sinfonía, recuerda también que estamos hechos de ritmos y que debemos adecuarnos a ellos, disfrutar y apreciar la vida con calma es lo más inteligente y espiritual.

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