RESEÑA DE LA NOVELA “SOBRE LOS HUESOS DE LOS MUERTOS” de la premio Nobel Olga Tokarczuk

Reseña 
Jaime Barrios Nassi 19 octubre 2019

He terminado de leer de manera rápida y agradable la novela de la premio Nobel de literatura  2018, Olga Tokarczuk, escritora y psicóloga polaca, que con 57 años ha escrito esta historia que muchos consideran una novela negra de aparente tinte policial, es un relato con una gran fuerza descriptiva y con personajes verosímiles. La protagonista es una señora mayor con aparentes trastornos mentales y con un gran compromiso de la defensa del maltrato animal y del medio ambiente. 

El título de la novela es “Sobre los huesos de los muertos”, que unido a epígrafes y citas hace un homenaje al poeta Blake, e inclusive en la trama tenemos un personaje que se encarga de traducir al polaco las obras de este gran poeta.

A  través de la voz de la protagonista, la
maestra Janina, se relata una historia llena de gran descripción de paisajes entre Polonia y República Checa, la meseta de mesa, imágenes llenas de bosques, la soledad del invierno, la fauna salvaje y cazadores rudos y misteriosos, hasta que comienzan a ocurrir unos asesinatos muy extraños que hace que el lector siga hasta el inverosímil final de la trama.

Les dejo estos apartes:

“He llegado a una edad y a un estado en que cada noche antes de acostarme debería lavarme los pies y arreglarme a conciencia por si tuviera que venir a buscarme la ambulancia. Si aquella noche hubiera consultado el libro de las efemérides para saber qué sucedía en el cielo, jamás me hubiera ido a acostar. Pero en lugar de eso caí en un sueño profundo, gracias a una infusión de lúpulo que acompañé con dos pastillas de valeriana. Por eso, cuando a mitad de la noche me despertaron los golpes en la puerta —violentos y desmesurados, y por lo tanto, de mal augurio—, me costó recuperar la conciencia. Salté de la cama, y me puse de pie con el cuerpo tembloroso, tambaleante y a medio dormir, incapaz de saltar del sueño a la vigilia”.

“Estoy de acuerdo: el cuerpo humano es algo inhumano. Especialmente cuando se encuentra sin vida. ¿No resulta una sombría paradoja que tuviéramos que ocuparnos del cuerpo de Pie Grande, que fuera a nosotros a quienes les hubiera dejado ese último problema? A nosotros, sus vecinos, a quienes no respetaba ni apreciaba, y a quienes tenía por menos que nada”.

“se apoderó de nosotros ese aire frío y húmedo, que conocemos de sobra, el cual nos recuerda invierno tras invierno que el mundo no ha sido creado para el hombre y al menos seis meses al año nos muestra cuán hostil es hacia nosotros”.

“Vi sus ojos abiertos y fijos en algún lugar bajo la mesa. Su camiseta sucia estaba desgarrada a la altura de la garganta. Parecía como si el cuerpo hubiera luchado contra sí mismo y, derrotado, hubiera sucumbido. El espanto hizo que sintiera frío, la sangre se me congeló en las venas y tuve la …”.

“A mí me parece que después de morir debería tener lugar la desmaterialización de la materia. Sería la solución más adecuada. Los cuerpos desmaterializados volverían así directamente a los agujeros negros de los que salieron. Las almas viajarían a la velocidad de la luz hasta la luz. Si es que existe el alma, claro está”.

“Los animales se están vengando de la gente. Dioni siempre me cree, pero en esta ocasión ni siquiera me prestó atención. —No es algo extraordinario —continué—. Los animales son fuertes y sabios. No sabemos cuánto. Hubo tiempos en los que los animales eran llevados a juicio. E incluso eran condenados”.






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