Drácula de Bram Stoker

 


Reseña de Drácula de Bram Stoker

Por Jaime Barrios

20 octubre 2020



Estamos inmersos en el lluvioso mes de octubre, los canales de televisión impulsan filmes y series de terror ambientando la celebración de halloween, y yo,  impulsado por fuerzas “sobrenaturales”; a pesar de no ser la clase de películas que prefiero ver, disfruté con mucho entusiasmo “Drácula, de Bram Stoker 1992”, dirigida por Francis Coppola, y con tres premios Oscar en 1993. La película protagonizada por Anthony Hopkins(Van Helsing), Winona Ryder (Mina), Keanu Reeves (Jonathan) y Gary Oldman (Drácula), es una obra maestra, aunque les confieso, no sé si por la burla que esta generación ha hecho de los vampiros cómo personajes divertidos y románticos, a mi sentir no produce miedo, y eso que ganaron premios por maquillaje y vestuario.


Después de ver la película, me interesé por su fuente, el libro del irlandés Stoker (1847-1912), que curiosamente  para documentar este relato estuvo siete años investigando, ya que nunca llegó a Rumania, y menos a la región de Transilvania en donde discurre parte de la aventura, pero que hermosamente describió, sorprende que nunca estuvo ahí, y nos enseña, en estos momentos en donde no podemos salir de la casa, que podemos viajar con la imaginación y la lectura.


El mito de los vampiros, seres malignos y sobrenaturales que atacan a los humanos, está presente desde el inicio de la humanidad y se puede encontrar en todas las culturas. Alcanzar la inmortalidad y el poder, a través de succionar la sangre e incluso ingerir partes del cuerpo de una víctima sacrificada es una constante universal. Hay mucha literatura previa. 



El escritor y médico Polidori, publicó “El vampiro”, este relato creado en el verano (“que nunca existió”) de 1816, y no existió debido a la erupción del volcán de Tambora, Indonesia(1815), el cielo se oscureció en Europa, las cosechas se perdieron, y la visión fue apocalíptica. Polidori lo escribió en conjunto en la famosa reunión de amigos en el lago Leman (Suiza), ahí la más destacable fue Mary Shelley que creó otro hito del terror, “Frankenstein”; todas estas anécdotas sobre este momentos se puede revivir en el libro “la noche en que Frankenstein leyó el Quijote, de Santiago Posteguillo.

La vida de Bram Stoker fue difícil y fascinante, sufrió desde niño los embates de la tragedia, presentó una enfermedad que lo tuvo paralizado por 7 años, la hambruna de Irlanda, pestes y enfermedades, finalmente se dedicó a la escritura y publicó más de 16 obras, se mantuvo económicamente de su trabajo como funcionario público, toda esta experiencia hizo que plasmara una historia sobre necesidades, terror y con un tinte erotico.


La novela nos enseña que no somos dueños de nuestros deseos, por eso nos perturban. No es cierto que nuestro cuerpo nos pertenezca, siempre pertenece a otro: a aquel o a aquella que lo hace despertar.

 

Los vampiros dentro de la literatura fantástica son monstruos en el umbral de lo humano. Un monstruo es una criatura sin rostro, y la falta de rostro es una de las metáforas más puras sobre la imposibilidad de amar. El “hombre invisible” esconde esa ausencia vendándose la cabeza, y “el fantasma de la ópera” la oculta detrás de una máscara


Otro aspecto valioso de este libro, es la forma como relata la historia, a través de la escritura de diarios de los protagonistas, cartas y notas de periódico, inclusive informes, entre muchas otras cosas, es una novela sobre la escritura de un libro. Un libro que lector ve crecer ante sus ojos, como esa obra que separa la razón de la locura, el mundo de los hombres del de la animalidad y el mal.

 

Jonathan nos describe, en las páginas de su diario de viaje, la abrupta belleza de los parajes que recorre, los montes Cárpatos, y las costumbres de los campesinos: sus comidas, su folclore, su cultura.


También se centra en una visión de signos y símbolos, sobre todo de la cultura cristiana, la cruz, El Rosario, las Hostias sagradas, el agua bendita, la incredulidad y la fe.

  

Mina es la prometida de Harker, será la verdadera protagonista de esta novela de la que Oscar Wilde bendijo como: “la más bella escrita jamás”.

 

“libro que habla de la desgracia de existir, de un mundo presidido por la abyección y el mal”.

 

Tiene frases y momentos memorables como:


“Me encuentro cercado por unos horrores en los que no me atrevo a pensar”.


“Al momento descubre la mano del conde sobre su hombro. No le ha sentido entrar y ve con horror que este no se refleja en el espejo. La visión de la sangre enloquece un momento al conde que, tras romper el espejo en mil pedazos”.

 

“cuando se asoma a la ventana de su habitación y ve al conde desplazarse por la pared vertical del castillo como un enorme lagarto”.


“Mi corazón», escribe, «se inflamó con un deseo malvado y ardiente de que me besaran con aquellos labios rojos». Y añade: «Era como la dulzura intolerable y estremecedora de unas copas de cristal en las que jugueteara una mano hábil»”.

 

“se pone compulsivamente a escribir. Y lo primero que recuerda es una frase de Hamlet: «Mis tablillas, rápido, mis tablillas. / Hora es ya de que lo escriba». Hamlet escribe para no ser arrebatado por la locura”.

  

Rudyard Kipling dijo que el narrador es el más solo de los hombres, debe vigilar el sueño de los demás: es el que apaga la luz.  El diario, para Jonathan Harker, es algo más que una larga carta de amor dirigida a su prometida: es una forma de supervivencia, es esa lámpara encendida en la oscuridad del castillo, llama que trata de preservar la luz de la conciencia en un mundo liderado por Tánatos, el genio de la muerte.

 

Tres son sus temas centrales son la oscuridad del deseo, el vampiro como doble sin rostro del hombre, y la escritura como forma de conocimiento de la humanidad

 

La oscuridad del deseo


Las lujuriosas mujeres que irrumpen inesperadamente en la habitación de Jonathan, son imágenes  de la Lilith bíblica que acecha de mal al hombre, poseenuna perturbadora belleza y se acercan excitadas. Son tres vampiras y, a pesar que sabe enseguida de que algo maléfico las impulsa, no puede evitar caer bajo su hechizo.


Drácula, escrita en plena época victoriana, habla con un atrevimiento insólito en su época del deseo sexual. Ese deseo no solo aparece en los merodeos nocturnos del conde, sino en el consentimiento de sus víctimas. Una de las leyes que rigen el mundo de los vampiros es que estos solo pueden entrar en una casa si alguien los llama desde su interior.

 

Lucy y Mina llaman al conde a su lado para ofrecerse a él. Las escenas de esa entrega son de una intensidad sexual que todavía hoy, en que la sexualidad ha dejado de ser un tabú, nos hacen estremecernos, y cabe imaginar lo que debió ser en su tiempo leer estos pasajes.

 

El poder del vampiro, su increíble poder de fascinación, proviene de que nadie como él conoce los deseos de sus víctimas. Si Mina y Lucy, las dos encantadoras protagonistas de esta novela, sucumben a él, es porque les ofrece lo que ellas mismas desean sin darse cuenta. Mientras que Lucy termina devorada por esa sexualidad y por transformarse ella misma en una vampira, Mina logra sustraerse de su influjo gracias a la fuerza del amor. La historia de estas dos mujeres es sin duda el corazón del libro. 

 


El vampiro como doble sin rostro del hombre,


En “El hombre invisible”, novela de H. G. Wells, un investigador crea una fórmula con la que adquiere la invisibilidad, el inesperado logro transformará su vida en una pesadilla: la pérdida del rostro implica la caída en ese mundo anormal en que no cuentan los demás. El monstruo es el que mira al otro como un bocado o un rival, no como alguien que puede ampliar su propia libertad.

 

El rostro de los otros es un espejo, un espacio de alteridad. El humanismo es una cultura del rostro. Nos enseña a mirar a los demás, a verlos.  No tener rostro es también la tragedia del hombre lobo, y naturalmente del conde Drácula, que no se refleja en los espejos.

 

Drácula es enemigo de los hombres, pero no puede vivir sin su proximidad. Les necesita para aplacar su sed, poseer su alma.


La escritura como forma de conocimiento.


En las notas de los psiquiatras Seward y Van Helsing, que tienen, como Hamlet, la misma compulsión a anotar lo que ven, sin perder ni un solo momento, como si supieran que lo que está en peligro no es solo sus propias vidas, sino la misma humanidad.

 

La protagonista conociendo la existencia del gran material escrito que ha generado la irrupción de Drácula en sus vidas, decide componer un único texto, que permita seguir las andanzas de Conde y anticipar sus acciones futuras. Mina construye el libro que el lector tiene en sus manos,

 

Drácula representa lo que Nietzsche llamó la «gran razón del cuerpo», es lo más importante de los relatos y notas, solo el conde nos dice lo que somos, nuestra verdad.

  

El doctor Seward describe a Drácula: «A pesar de las circunstancias, me resultó curioso observar que, en tanto que el rostro, blanco de cólera, se agitaba convulso sobre la cabeza inclinada de la mujer, las manos acariciaban tierna y amorosamente su cabello revuelto”.

 

“Drácula representa el mundo del deseo sin límites, sin moral, sin posibilidad de aplazamiento o renuncia; Mina, el mundo paciente e inquieto del amor humano, tan cercano a esa escritura que trata de liberarse de la tiranía de las convenciones sociales y atender las razones del cuerpo”.

 

“El deseo pide al amor que prolongue su goce, y el amor le pide al deseo que no le deje sin locura. Ambos buscan lo que no puede ser: las nupcias entre la vida y la muerte”.

Tengo que agregar, que como siempre le saqué mucha información al prólogo hecho por Gustavo Martín Garzo, en la que él destaca las ilustraciones hechas por Beatriz Martin Vidal, muchas veces nos olvidamos que es también un arte, y una delicia, las de ellas son muy especiales, vale la pena también conseguir un libro con buenas imágenes.


Bueno para terminar contarles que por fin supe cómo fue la “verdadera” historia del conde Drácula y ha seguir rezando para que esta historia de terror, en que nuestro Drácula tiene coronavirus se acabe pronto.



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